
Querido y estúpido blog:
A Mónica Cevallos puedo reconocer como una verdadera amistad.
Ella fue y creo que todavía es, una chica cínica, alocada, nerviosa, y sobre todo, virgen. Esto último era lo que más la definía, puesto que siendo virgen, los rasgos de su personalidad eran quebradizos y no totalmente definidos. Es decir, por ejemplo, ella podía ser alocada en el sentido de que si le tomaban fotos (con su propia cámara), se atrevía a posar burlona o seductoramente, con los gestos más inverosímiles, pero ese mismo arrojo se venía al suelo cuando era ya tiempo de que lo demuestre frente a gente fuera del círculo de su confianza, compañeros varios o chicos, sobre todo, éstos, chicos, los cuales la hacían un manojo de nervios.....
Mónica, fuiste una linda amiga, aunque no fueras despampanante ni mucho menos bella, en el sentido físico –anatómico al que estamos acostumbrados, y en el que tú sabiéndolo imposible te torturabas por no llenarte a ti mismo con tales expectativas.....
Nuestra amistad era de tal confianza, que no teníamos que esconder nuestros comentarios hacia otros compañeros o hacia nosotros mismos. Todavía recuerdo, Mónica, cuando iba a tu casa, una casa añil, de las típicas que rodean el centro de la ciudad, que alguna vez fueron señoriales, de construcción mixta, y donde se desprendía un fuerte olor a libros mojados y caca de gato (los que te gustaban, junto a las perritas de tus abuelitas). Una vez incluso en los escalones encontré la caca dura de uno de esos perros. Tú, por supuesto, no te inmutaste por eso, porque yo, no para ti no era alguien a quien tú debieras parecer perfecta. Así, podías salir desgreñada o sin bañarte a recibirme cuando llegaba a visitarte. Podía decirse que incluso –tal vez secretamente te lamentabas de haberme dado a conocer la dirección de tu casa, porque yo, con tal de engañar a mi soledad tomé por costumbre visitarte. “¡Otra vez ese Ramiro a visitarme, qué fastidio!”, imagino cuántas veces no lo dijiste. Me recibías con impaciencia y sin embargo de a poco empezaste a tomarme algo de cariño. ....
También eras huraña y ermitaña, y esta palabra, cariño, no era habitual en ti, como tampoco lo es en mí. Hoy, supongo, ya lo es y por tanto no eres más una solitaria. Te habrás enamorado, tal vez tengas planes de casarte, tener hijos. Sí, todo aquello que alguna vez fue para ti un horror, y que hoy sin embargo estarás realizando.....
Tú y yo nos veíamos con la complicidad de ser cínicos, irónicos, burlándonos de nuestras vidas y las de los otros. No descuidábamos de flagelarnos sardónicamente con nuestros defectos y desaciertos. ....
No hay comentarios:
Publicar un comentario